La mente detrás de sus canciones.
Por: Manolo Bellón (*)
La historia de la vida y la muerte de John Lennon es el tema de moda en estos días cuando se acerca la conmemoración de los 30 años de su asesinato.
El 8 de diciembre de 1980 moría un hombre que usó la música para tratar de espantar los fantasmas que lo acompañaban. Una niñez difícil, con un padre díscolo y ausente, y una madre alegrona que tampoco estuvo demasiado en su vida. Una juventud que, contra lo que se puede imaginar, estuvo llena de inseguridad, tristeza, amargura, aunque también momentos felices que lo acompañaron hasta su muerte.
Basta con analizar las letras de sus canciones para descubrir que detrás del revolucionario, el librepensador, el hombre sincero, franco y abierto, se escondía un niño/hombre inseguro, una persona de muchos temores, que vivía permanentemente dudando de todo.
Hagamos un rápido recorrido por ese camino y descubramos a ese John Lennon.
La primera muestra de Lennon usando la música como terapia se manifiesta en el tema de la película “Help”, de 1965. Clama ayuda para enfrentar la fama inesperada que “The Beatles” habían alcanzado y que no asimilaba. “Mi vida ha cambiado de tantas maneras, mi independencia parece desvanecerse en la niebla, a veces me siento tan inseguro…Ayúdame por favor si puedes.”
Pocos meses después es la preciosa “In my life”, con unas reflexiones que no parecieran ser de un muchacho de 25 años. “Hay lugares que yo recuerdo, toda mi vida. Aunque algunos han cambiado, algunos para siempre, no para mejorar. Algunos se han ido y otros permanecen…”
Esa nostalgia por la vida sencilla y que parece percibía como feliz se manifiesta de nuevo en 1967, cuando en “Strawberry Fields Forever” evoca su Liverpool natal, pero otra vez tocando el tema de la fama. “Vivir es fácil con los ojos cerrados, interpretando mal todo lo que se ve. Se vuelve difícil ser alguien, pero de alguna manera todo se arregla, aunque no me importa mucho…”.
Lennon deja a su esposa Cynthia y en 1969 se casa con el amor de su vida, Yoko Ono. El “The Ballad of John and Yoko” cuenta con una rabia increíblemente manifiesta como fue su matrimonio y luna de miel: “Parado en el muelle de Southampton, tratando de viajar a Holanda o Francia, el hombre de la aduana dijo que teníamos que devolvernos, no querían darnos la oportunidad. Cristo, sabes que no es fácil, sabes lo difícil que puede ser, como van las cosas, me van a crucificar.”
Ese fue el año de la inquietamente hermosa “Across the Universe”. “Imágenes de luz rota bailan ante mi como un millón de ojos, que me llaman más y más cruzando el universo. Los pensamientos se pasean como un viento inquieto en una casilla de correos. Caen ciegamente mientras abren camino cruzando el universo…”
Su etapa post Beatles es mucho más apasionante líricamente. Sin las ataduras del grupo y alentado por su esposa halla nuevos caminos de expresión. En 1969 crea “Give Peace a Chance”. “Revolución, evolución, masturbación, flagelación, regulación, integración, meditación, Naciones Unidas, felicitaciones. Todo lo que pedimos es una oportunidad para la paz…”. El gran himno por la paz de todos los tiempos.
“Mother”, de 1971, arranca con la conmovedora frase “Mamá, me tuviste, pero yo nunca te tuve…” cantada con voz desgarradora. De ese mismo larga duración viene “God”, donde declara “Dios es un concepto por el cual medimos el dolor…” y luego plantea todas aquellas cosas en las que no cree y terminando con “solo creo en Yoko y yo, esa es la realidad. El sueño ha terminado, qué puedo decir”. Es un claro adiós a los Beatles.
El disco “John Lennon/Plastic One Band” contiene además la viñeta “Mummy´s Dead” en que recuerda que “no puedo sacarlo de mi cabeza, aunque han pasado tantos años. No puedo explicar tanto dolor, nunca lo pude demostrar…Mamita está muerta”. Cómo pesó en su vida la ausencia maternal.
Pero ahora demos un salto hacia adelante y veamos unas canciones de la última producción de John, que muestra aun hombre en la placidez absoluta de su vida familiar, tan alejada del ojo público. “Beautiful Boy”, dedicada a Sean, su hijo con Yoko, habla de la maravilla, el milagro de un hijo. “Apenas puedo esperar que crezcas, me imagino que tendremos que ser pacientes, es un camino largo. Entretanto, antes de cruzar la calle, toma mi mano, la vida es lo que le sucede a uno…”
En “Watching the Wheels”, su paz interior, la placidez de su vida y todo lo que le rodeaba, se manifiesta cuando dice “La gente dice que soy perezoso, me la paso soñando y me dan toda clase de consejos diseñados para iluminarme. Pero les digo que estoy bien, viendo las sombras de la pared… estoy sentado aquí viendo las ruedas en mi cabeza girar y girar”. “Woman” es la entrega total de un hombre a una mujer. “Mujer, yo se que tu entiendes al niño que vive dentro del hombre. Por favor recuerda que mi vida está en tus manos y mujer, tenme cerca de tu corazón, sin importar las distancias, no nos dejes separar, después de todo, está escrito en las estrellas, entonces déjame decirlo una y otra vez, te amo”. Que delicia amar así. Y en “Grow Old With Me”, le pide a Yoko envejecer con él, sueño que no pudo cumplir.
“Nobody Told Me”, muestra a un Lennon de nuevo cuestionando cuando dice “Todos hablan y nadie pronuncia una palabra. Todos hacen el amor y a nadie le importa. Hay nazis en el baño debajo de las escaleras, siempre algo está sucediendo, pero nada pasa. Siempre algo se está cocinando, no hay nada en la olla, se mueren de hambre en la China, entonces termina con tu plato. Nadie me dijo que habría días así…”
Espero haber abierto el apetito y la curiosidad para que usted empiece a auscultar en los discos de Beatles y John Lennon a ese personaje único e irrepetible, el asesinado John Lennon.
(*) Periodista, escritor y musicólogo colombiano. Amante y estudioso de la vida y obra de John Lennon y The Beatles.
La belleza de la rabia, de la vida ausente de la madre, del triunfo de la individualidad y muchas cosas más. Lennon y su sombra de racionalidad macartiana inundaron el universo mundo de melodías todavía hoy insuperables. Gracias a ellos me hice profe de inglés y así me gano la vida, mientras sueño con unirme a ese desfile de genios por el celebérrimo paso de cebras de Abbey Road.
ResponderEliminarUn saludo cordial